La Pedagogía Que Vendrá

La Pedagogía Que Vendrá
"La pedagogía que construimos hoy, es la pedagogía que vendrá" Jorge "Pelopin" Bravo

jueves, 5 de febrero de 2015

La Narrativa en la Enseñanza

 Autorreferencia narrativa de una experiencia pedagógica

Si bien hay varias versiones de cómo Teseo logro derrotar al Minotauro y salir del laberinto. ¿Lo que no está  en duda? es que entró al laberinto y logro vencerlo. Tomaré la versión que dice que salió del mismo con la ayuda de un ovillo de la lana que le diera su “enamorada” Ariadna.

Hago referencia a este mito griego, porque entiendo que la escuela tiene las características de asemejarse a las de un laberinto del cual es muy difícil salir (y no todos tenemos una Ariadna con su ovillo de lana), es difícil porque la mayorías de las veces no sabemos que estamos en él, y cuando nos damos cuenta no sabemos si la dificultad está en el laberinto, en el minotauro o en nosotros.

Cuando comprendí la función epistemológica que cumple la narrativa en la enseñanza y que ésta podía ser mi ovillo de lana, no dudé en emplearla. Más en pleno proceso de buscar una salida o respuesta a lo que pasaba en el aula y por qué pasaba, un día al llegar a la escuela, me llamaron para que pase por la dirección, firme el comodato,  me entregaron la netbook y la guardé casi un año (todo 2011), la llevaba a la escuela sólo para que no se bloqueara.

No entendía para qué me daban una netbook a mí que apenas sabía mandar y recibir mensajes por mail, cómo podía enseñarles los contenidos a los alumnos usando la netbook. Cuando a principios del año 2012 estaba construyendo mi posicionamiento docente, leyendo cuadernos de bitácoras y relatos de experiencias pedagógicas, entré a mi casilla de mail para ver si tenía mensajes. Leyendo un mensaje recibido hice clic en el enlace que me llevó a la siguiente página web http://red.infd.edu.ar/formacion_destinatarios.php?tar=1, me anote en un curso virtual, sí, de no creer, yo llenando un formulario online. Meses más tarde me inscribo en la Especialización Docente en Educación y TIC.

Con esto el laberinto se vuelva más complejo, ya no se trata de formar hoy docentes para mañana con prácticas y metodologías del siglo XIX. Pero esta experiencia no fue ni es la parte más difícil, lo difícil fue y sigue siendo creer que vale la pena, que tiene sentido y que es posible generar y construir saber y poder desde nuestros relatos, desde nuestras narraciones, desde nuestras experiencias, desde nuestras prácticas docentes, desde nuestras prácticas pedagógicas, con el agregado de desocultarnos nosotros mismos recurriendo a veces a experiencias e  historias (a veces turbulentas, no siempre) que están en el fondo de un aljibe cuya superficie se nos presenta a nosotros y a los demás como serena y tranquila. 

Cursando el último módulo de la Especialización docente en Educación TIC, Formación General II, “Seminario Intensivo II” sobre narrativa pedagógica y con el ovillo de lana en la mano, casi llegando a la puerta de salida, no sé si quiero salir. Mientras resuelvo y decido qué hacer, quiero contarles a mis colegas docentes, la experiencia de cursar este módulo sobre narrativa al tener que diseñar una secuencia didáctica. Por el momento elijo quedarme en el laberinto,  en la escuela y en el aula.


Los docentes y la dicotomía entre la era Gutenberg y la era google google

En un laberinto que no es cualquiera y que no queda en cualquier parte, en este  tiempo posmoderno, mucho más cerca del acá de lo que se cree y no tan lejos del más allá como se quiere, hay experiencias pedagógicas que merecen ser contadas, que necesitan ser relatadas, que no pueden pasar desapercibidas por el fuerte impacto que esto genera en las propias prácticas y visiones de la enseñanza y el aprendizaje. Es importante contar y socializar con un registro de experiencia pedagógica porque entiendo que “es una de las tantas posibilidades que tenemos docentes y alumnos de entrar en diálogo riguroso y sistemático acerca de las prácticas de enseñanzas y procesos de aprendizajes”.

En pleno proceso de trabajar los registros de experiencias pedagógicas con mis alumnos implementando el Cuaderno de Bitácora o simplemente el relato escrito sobre recuerdos y vivencias de su paso por el sistema educativos, los motivos, causas y/o referentes por el cual ellos habían tomado la decisión de ser docentes, sucedió algo que se convertiría en un punto de inflexión en mis prácticas de enseñanza.

Estando en un locutorio mirando los correos electrónicos (algo que hacía muy de vez en cuando) hago clic en un enlace que me lleva a la siguiente página web: http://red.infd.edu.ar/formacion_destinatarios.php?tar=1
Empecé a mirar la oferta de cursos, me acordé que tenía la netbook guardada y me dije que ya era hora de enfrentarme a ella y me inscribí a uno. Lo que vino a partir de ahí, es inenarrable. ¿Aula virtual? ¿Foros? ¿Subir archivos? ¿Insertar una imagen o un video? ¿Link, enlace? ¿Blog? ¿Descargar archivos? ¿google drive? ¿Pendrive? (lo del pendrive, merece un capítulo aparte, con decir que llamaba a los responsables del locutorio para poner, copiar, pegar y retirar el mismo, me acuerdo y no sé si reír o llorar) Etc. Etc. Y como si eso fuera poco, entrar al aula virtual 2 o 3 veces por semana para intervenir en los foros y realizar las distintas actividades. Si bien tenía la netbook, no tenía ni podía tener el servicio de internet, era necesario hacerme de tiempo y contar con algunas monedas para ir cualquier día y hora a los ciber o locutorios.

Fue así que de a poco fue tomando la idea de  cambiar el formato del cuaderno de bitácora, los registros de clases y hasta los relatos pedagógicos de las prácticas docentes. Registros, relatos y experiencias pedagógicas que se pueda socializar, que se pueda mostrar al “mundo”, que se pueda dar cuenta de nuestros procesos y prácticas. Que estos se conviertan en objetos de nuestras reflexiones, no solo para nosotros, los protagonistas de estas experiencias, sino para que otros puedan ver, mirar y hacernos una devolución o tomar como punto de partida nuestras experiencias, para diseñar y construir las suyas propias.

Este cambio de posicionamiento no fue fácil y me llevó un tiempo entender por qué era necesario incorporar e integrar las TIC en mis propuestas de enseñanza. A partir de reflexionar sobre mi trabajo como formador, entendí que mis diferencias y resistencias ideológicas no podía ser un obstáculo en el proceso de formación de los alumnos que estaban a mi cargo. Quiera o no quiera yo, las TIC, no eran lo que se venía, sino lo que ya estaba. La lectura, interpretación y comprensión del mundo ya no es la misma con su llegada. Me di cuenta que ante las TIC, tenía la misma actitud de aquellos que se negaban a mirar por el telescopio de Galileo. En plena era google, pensaba, formaba y evaluaba sin tener en cuenta que la irrupción de las TIC cambiaron algunas cosas, entre ella la lectura e interpretación del mundo y que la manera de ser o estar en él ya no sería la misma.
No fue fácil, más una vez tomada la decisión de incorporar las TIC en mis prácticas de enseñanzas, creo haber contribuido con muchos de mis alumnos en su proceso de formación docente, para un mundo y una sociedad que quizás no sean este mundo y esta sociedad cuando ellos sean docentes nóveles, pero tengo la vaga ilusión de que los tiempos por venir, no los agarre desprevenidos y sin aviso.

¿Por qué quiero ser docente?

Esta es una pregunta que no puede estar ausente y la cual necesita ser debatida y reflexionada. La empleo para trabajar la bibliografía, el propósito es reflexionar las representaciones sociales que cada quien y cada cual trae consigo. No es una cuestión menor, puesto que eligieron la docencia, cualquiera sean los motivos, quieren ser docente.
Sintetizo algunas de las representaciones  que se abordan : “Porque me gustan los chicos”, “Quiero transmitir conocimientos y valores”,  “Para transformar el mundo”, “Porque siempre quise”, “Mi mamá era o es  maestra y me llevaba a la escuela”, “Porque tenía tal o cual profesor que admiraba”, “Para conseguir una salida laboral”, “Porque siento que es mi vocación”, “Porque desde chica jugaba con las muñecas a que yo les daba clase”, “Para generar pensadores críticos”, “Porque era una asignatura pendiente”, “Porque quiero cambiar las formas de enseñar”, “Para no ser como tal o cual docente que tuve”.
Esta actividad la solicitaba por escrito en el primer día de clases o como consigna escrita para la segunda clase. Paralelamente y con total irresponsabilidad pase a solicitarla en formato digital, creyendo que era bueno ir haciendo con los alumnos el proceso de aprender juntos la incursión por las TIC. Si bien hubieron muchas dificultades, miedos y resistencias en su implementación, entiendo que las dificultades y miedos no se comparan, con lo que yo entiendo, es el mayor de los obstáculos, a saber: las resistencias de índole ideológica, sobre toda la que tenía en eso momento.

Como botón de muestra para darme cuenta que estaba viviendo en un contexto histórico pensando con categorías de otro contexto, con otro paradigma, les cuento que cuando pude tener por fin el servicio de internet, me tomé el tiempo de leer los casi 3000 mail que tenía en mi casilla desde el año 2007, fecha de creación de la cuenta, poco frecuentada por cierto, solo la usaba para cosas y casos muy particulares. Es así como leo un mail del año 2008, donde se me invitan a hacer varios cursos virtuales, uno de ellos era, el curso básico de conectar igualdad, el que pude hacer y terminar a fines del 2012.

 ¿La narrativa el ovillo de nuestras prácticas de enseñanza?

Parafraseando a Gabriel García Marquez, mucho tiempo después frente al monitor de la computadora y el texto de word en blanco, teniendo que diseñar una secuencia didáctica para presentar en Formación General II, habría de recordar aquel primer módulo “blogueando con la net” cual fue sin dudas un hueso duro de roer, el cual en varias oportunidades estuve a punto de desertar y darme por vencido para seguir enseñando tal cual lo venía haciendo. Pero el apoyo de la tutora y fundamentalmente de los colegas que cursaban el mismo módulo, hizo que continuara. No puedo dejar de pensar el grado de inmadurez o coraje al estar cursando una especialización en forma virtual. De analfabeto digital, de autoinfoparia a transitar el camino del aprendizaje que ofrece la web 2.0. Diseñando una secuencia didáctica que incluya el uso de las TIC.

Convencido que la narrativa era mi ovillo de lana y que con hacer una pregunta a los alumnos, que éstos la escriban, para después reflexionar las categorías conceptuales o supuestos ideológicos subyacentes en los relatos, la finalidad estaba más que satisfactoriamente cumplida.

Por eso cuando me entero que los dos últimos módulos y los seminarios correspondientes de la especialización se cierra con relatar una experiencia pedagógica y proponer una secuencia didáctica, creí tener resuelta la cursada. Cuán grande fue la sorpresa al darme cuenta que lo que creía tener claro y distinto, era confuso y desordenado. El ovillo de lana en vez de ovillarse, se estaba enredando y  más que llevarme a la salida, me estaba envolviendo y sujetando más y más al laberinto.

¿Por qué quiero ser docente? Una pregunta que pedía por escrito o trataba en el momento para abordar la enseñanza de los contenidos en una clase, la organización de la secuencia didáctica la convirtió en una pregunta a tratar en 7 clases (espero llegue ese día para implementarla). No hay dudas que estaba haciendo mal mi trabajo. No importa para qué contexto histórico, lo cierto es que estaba enseñando y formando mal. Entendí que no podía estar en pleno siglo XXI, formando para el siglo XIX. En definitiva esta fundando pasadizos para seguir en el laberinto.

La reflexión sobre las prácticas de enseñanzas por sí sola, en solitario cual Quijote, no alcanzaba para ser mi ovillo de lana.  Compartir un registro de experiencia pedagógica con otros colegas en el marco de la Especialización docente en Educación y TIC, en talleres o seminarios, quizás tampoco alcanza, pero puede ser el inicio donde se vislumbre, al menos la punta del ovillo. Darme cuenta de ello significo vencer miedos, resistencias y obstáculos materiales y simbólicos.

¿El ovillo para quedarse o para salir del laberinto?

Sin duda alguna los recursos de las TIC significarían un aporte enriquecedor en la propuesta de enseñanza. Pensando en la socialización o extensión de las diferentes investigaciones que se impulsan desde diferentes cátedras, materias o disciplinas, se puede pensar en un cuaderno de bitácora bajo el formato digital. Podemos pensar en un cuaderno de bitácora digital grupal o colectivo utilizando google drive. Un cuaderno de bitácora digital ocupa menos lugar físico en una biblioteca. Se puede escribir según tiempo, espacio y disponibilidad de quien relata. A los efectos de su ponencia, debate en paneles, foros, ateneos o seminarios sería más dinámico e impactaría no sólo por su contenido, sino también por las imágenes y la música. Se puede pensar en la interacción virtual con otros establecimientos educativos, distritales, provinciales y nacionales.

Esta propuesta presenta una dificultad, la misma no puede ser llevada adelante por un docente, se requiere el trabajo en equipo, ya que su lectura, devolución y reescritura demanda  tiempo.

Como sea, vuelvo al punto de partida. En un laberinto que no es cualquier laberinto y no queda en cualquier parte, sino que está más acá de lo que se cree y no tan lejos de lo que uno supone…

Puede suceder que los docentes en ocasiones vayamos a ese laberinto con el mapa equivocado y al darnos cuenta, nuestra reacción primera sea la de volvernos un fundamentalista del mapa, sin considerar las características propias de cada laberinto.

Puede suceder que en ocasiones no se tenga un mapa supuestamente crítico, producto del análisis y de la reflexión que se haga en torno a la realidad en la que uno está inmerso y atravesado por las variables de los distintos contextos, recurriendo entonces a las ideas preconcebidas, libres de toda criticidad como mapa para salir del laberinto.

Puede suceder que en ocasiones uno no tenga un mapa que indique como salir del laberinto, pero al enterarse de su existencia, decida no querer tenerlo y quedarse a vivir en él, por creer que las “bondades” que ofrece dicho laberinto están bien, o porque crea que y se renuncie a todo, a todos y a uno mismo, y se vuelva un nostálgico, un resentido, un palo en la rueda para otros que si quieren salir, que renuncie en definitiva a su propio decir.

Puede suceder que en ocasiones jamás se llegue a tener conocimiento de que se estuvo en un laberinto, y si alguna vez lo sospecho o le comentaron sobre él, fue sólo eso, una sospecha y un comentario, y decida continuar consciente o no con la reproducciones, complejidades y conflictos que resuenan en el laberinto.

¿Puede suceder que en ocasiones no se tenga ni la sospecha, ni el comentario, y haya sido simplemente un guía turístico funcional a los intereses de quienes construyeron el laberinto?

Puede suceder que más allá de lo que el laberinto significa, encontrar la punta del ovillo o la salida, no signifique que uno quiera salir.

Puede suceder que nuestra Aridna con su ovillo de lana sea la narrativa en la enseñanza y socializar las experiencias pedagógicas con otros colegas.

Jorge "Pelopín" Bravo