Rol del tutor from Pelopin
La Pedagogía Que Vendrá
miércoles, 25 de febrero de 2015
jueves, 5 de febrero de 2015
La Narrativa en la Enseñanza
Autorreferencia
narrativa de una experiencia pedagógica
Si bien hay varias versiones de cómo Teseo logro derrotar
al Minotauro y salir del laberinto. ¿Lo
que no está en duda? es que entró al
laberinto y logro vencerlo. Tomaré la versión que dice que salió del mismo con
la ayuda de un ovillo de la lana que le diera su “enamorada” Ariadna.
Hago referencia a este mito
griego, porque entiendo que la escuela tiene las características de asemejarse
a las de un laberinto del cual es muy difícil salir (y no todos tenemos una
Ariadna con su ovillo de lana), es difícil porque la mayorías de las veces no
sabemos que estamos en él, y cuando nos damos cuenta no sabemos si la
dificultad está en el laberinto, en el minotauro o en nosotros.
Cuando comprendí la función
epistemológica que cumple la narrativa en la enseñanza y que ésta podía ser mi
ovillo de lana, no dudé en emplearla. Más en pleno proceso de buscar una salida
o respuesta a lo que pasaba en el aula y por qué pasaba, un día al llegar a la
escuela, me llamaron para que pase por la dirección, firme el comodato, me entregaron la netbook y la guardé casi un
año (todo 2011), la llevaba a la escuela sólo para que no se bloqueara.
No entendía para qué me daban una netbook a mí que apenas
sabía mandar y recibir mensajes por mail, cómo podía enseñarles los contenidos
a los alumnos usando la netbook. Cuando a principios del año 2012 estaba
construyendo mi posicionamiento docente, leyendo cuadernos de bitácoras y
relatos de experiencias pedagógicas, entré a mi casilla de mail para ver si
tenía mensajes. Leyendo un mensaje recibido hice clic en el enlace que me llevó
a la siguiente página web http://red.infd.edu.ar/formacion_destinatarios.php?tar=1,
me anote en un curso virtual, sí, de no creer, yo llenando un formulario
online. Meses más tarde me inscribo en la Especialización Docente en Educación
y TIC.
Con esto el laberinto se
vuelva más complejo, ya no se trata de formar hoy docentes para mañana con prácticas
y metodologías del siglo XIX. Pero esta experiencia no fue ni es la parte más
difícil, lo difícil fue y sigue siendo creer que vale la pena, que tiene
sentido y que es posible generar y construir saber y poder desde nuestros
relatos, desde nuestras narraciones, desde nuestras experiencias, desde
nuestras prácticas docentes, desde nuestras prácticas pedagógicas, con el
agregado de desocultarnos nosotros mismos recurriendo a veces a experiencias
e historias (a veces turbulentas, no
siempre) que están en el fondo de un aljibe cuya superficie se nos presenta a nosotros y a los demás como serena y
tranquila.
Cursando el último módulo de
la Especialización docente en Educación TIC, Formación General II, “Seminario
Intensivo II” sobre narrativa pedagógica y con el ovillo de lana en la mano,
casi llegando a la puerta de salida, no sé si quiero salir. Mientras resuelvo y
decido qué hacer, quiero contarles a mis colegas docentes, la experiencia de
cursar este módulo sobre narrativa al tener que diseñar una secuencia
didáctica. Por el momento elijo quedarme en el laberinto, en la escuela y en el aula.
Los docentes y la
dicotomía entre la era Gutenberg y la era google google
En un laberinto que no es
cualquiera y que no queda en cualquier parte, en este tiempo posmoderno, mucho más
cerca del acá de lo que se cree y no tan lejos del más allá como se quiere, hay
experiencias pedagógicas que merecen ser contadas, que necesitan ser relatadas,
que no pueden pasar desapercibidas por el fuerte impacto que esto genera en las
propias prácticas y visiones de la enseñanza y el aprendizaje. Es importante
contar y socializar con un registro de experiencia pedagógica porque entiendo
que “es una de las tantas posibilidades que tenemos docentes y alumnos de
entrar en diálogo riguroso y sistemático acerca de las prácticas de enseñanzas
y procesos de aprendizajes”.
En pleno proceso de trabajar
los registros de experiencias pedagógicas con mis alumnos
implementando el Cuaderno de Bitácora o simplemente el relato escrito sobre
recuerdos y vivencias de su paso por el sistema educativos, los motivos, causas
y/o referentes por el cual ellos habían tomado la decisión de ser docentes,
sucedió algo que se convertiría en un punto de inflexión en mis prácticas de
enseñanza.
Estando en un locutorio mirando los correos electrónicos
(algo que hacía muy de vez en cuando) hago clic en un enlace que me lleva a la
siguiente página web: http://red.infd.edu.ar/formacion_destinatarios.php?tar=1
Empecé a mirar la oferta de cursos, me acordé que tenía
la netbook guardada y me dije que ya era hora de enfrentarme a ella y me
inscribí a uno. Lo que vino a partir de ahí, es inenarrable. ¿Aula virtual?
¿Foros? ¿Subir archivos? ¿Insertar una imagen o un video? ¿Link, enlace? ¿Blog?
¿Descargar archivos? ¿google drive? ¿Pendrive? (lo del pendrive, merece un
capítulo aparte, con decir que llamaba a los responsables del locutorio para
poner, copiar, pegar y retirar el mismo, me acuerdo y no sé si reír o llorar)
Etc. Etc. Y como si eso fuera poco, entrar al aula virtual 2 o 3 veces por
semana para intervenir en los foros y realizar las distintas actividades. Si
bien tenía la netbook, no tenía ni podía tener el servicio de internet, era
necesario hacerme de tiempo y contar con algunas monedas para ir cualquier día
y hora a los ciber o locutorios.
Fue así que de a poco fue tomando la idea de cambiar el formato del cuaderno de bitácora,
los registros de clases y hasta los relatos pedagógicos de las prácticas
docentes. Registros, relatos y experiencias pedagógicas que se pueda
socializar, que se pueda mostrar al “mundo”, que se pueda dar cuenta de
nuestros procesos y prácticas. Que estos se conviertan en objetos de nuestras
reflexiones, no solo para nosotros, los protagonistas de estas experiencias,
sino para que otros puedan ver, mirar y hacernos una devolución o tomar como
punto de partida nuestras experiencias, para diseñar y construir las suyas
propias.
Este cambio de posicionamiento no fue fácil y me llevó un
tiempo entender por qué era necesario incorporar e integrar las TIC en mis
propuestas de enseñanza. A partir de reflexionar sobre mi trabajo como
formador, entendí que mis diferencias y resistencias ideológicas no podía ser
un obstáculo en el proceso de formación de los alumnos que estaban a mi cargo.
Quiera o no quiera yo, las TIC, no eran lo que se venía, sino lo que ya estaba.
La lectura, interpretación y comprensión del mundo ya no es la misma con su llegada.
Me di cuenta que ante las TIC, tenía la misma actitud de aquellos que se
negaban a mirar por el telescopio de Galileo. En plena era google, pensaba,
formaba y evaluaba sin tener en cuenta que la irrupción de las TIC cambiaron
algunas cosas, entre ella la lectura e interpretación del mundo y que la manera
de ser o estar en él ya no sería la misma.
No fue fácil, más una vez tomada la decisión de
incorporar las TIC en mis prácticas de enseñanzas, creo haber contribuido con
muchos de mis alumnos en su proceso de
formación docente, para un mundo y una sociedad que quizás no sean este mundo y
esta sociedad cuando ellos sean docentes nóveles, pero tengo la vaga ilusión de
que los tiempos por venir, no los agarre desprevenidos y sin aviso.
¿Por
qué quiero ser docente?
Esta es una pregunta que no puede estar ausente y la cual
necesita ser debatida y reflexionada. La empleo para trabajar la bibliografía,
el propósito es reflexionar las representaciones sociales que cada quien y cada
cual trae consigo. No es una cuestión menor, puesto que eligieron la docencia,
cualquiera sean los motivos, quieren ser docente.
Sintetizo algunas de las representaciones que se abordan : “Porque me gustan los
chicos”, “Quiero transmitir conocimientos y valores”, “Para transformar el mundo”, “Porque siempre
quise”, “Mi mamá era o es maestra y me
llevaba a la escuela”, “Porque tenía tal o cual profesor que admiraba”, “Para
conseguir una salida laboral”, “Porque siento que es mi vocación”, “Porque
desde chica jugaba con las muñecas a que yo les daba clase”, “Para generar
pensadores críticos”, “Porque era una asignatura pendiente”, “Porque quiero
cambiar las formas de enseñar”, “Para no ser como tal o cual docente que tuve”.
Esta actividad la solicitaba por escrito en el primer día
de clases o como consigna escrita para la segunda clase. Paralelamente y con
total irresponsabilidad pase a solicitarla en formato digital, creyendo que era
bueno ir haciendo con los alumnos el proceso de aprender juntos la incursión
por las TIC. Si bien hubieron muchas dificultades, miedos y resistencias en su
implementación, entiendo que las dificultades y miedos no se comparan, con lo
que yo entiendo, es el mayor de los obstáculos, a saber: las resistencias de
índole ideológica, sobre toda la que tenía en eso momento.
Como botón de muestra para darme cuenta que estaba
viviendo en un contexto histórico pensando con categorías de otro contexto, con
otro paradigma, les cuento que cuando pude tener por fin el servicio de
internet, me tomé el tiempo de leer los casi 3000 mail que tenía en mi casilla
desde el año 2007, fecha de creación de la cuenta, poco frecuentada por cierto,
solo la usaba para cosas y casos muy particulares. Es así como leo un mail del
año 2008, donde se me invitan a hacer varios cursos virtuales, uno de ellos
era, el curso básico de conectar igualdad, el que pude hacer y terminar a fines
del 2012.
¿La narrativa
el ovillo de nuestras prácticas de enseñanza?
Parafraseando a Gabriel García Marquez, mucho tiempo
después frente al monitor de la computadora y el texto de word en blanco,
teniendo que diseñar una secuencia didáctica para presentar en Formación
General II, habría de recordar aquel primer módulo “blogueando con la net” cual
fue sin dudas un hueso duro de roer, el cual en varias oportunidades estuve a
punto de desertar y darme por vencido para seguir enseñando tal cual lo venía
haciendo. Pero el apoyo de la tutora y fundamentalmente de los colegas que
cursaban el mismo módulo, hizo que continuara. No puedo dejar de pensar el
grado de inmadurez o coraje al estar cursando una especialización en forma
virtual. De analfabeto digital, de autoinfoparia a transitar el camino del
aprendizaje que ofrece la web 2.0. Diseñando una secuencia didáctica que
incluya el uso de las TIC.
Convencido que la narrativa era mi ovillo de lana y que
con hacer una pregunta a los alumnos, que éstos la escriban, para después
reflexionar las categorías conceptuales o supuestos ideológicos subyacentes en
los relatos, la finalidad estaba más que satisfactoriamente cumplida.
Por eso cuando me entero que los dos últimos módulos y
los seminarios correspondientes de la especialización se cierra con relatar una
experiencia pedagógica y proponer una secuencia didáctica, creí tener resuelta
la cursada. Cuán grande fue la sorpresa al darme cuenta que lo que creía tener
claro y distinto, era confuso y desordenado. El ovillo de lana en vez de
ovillarse, se estaba enredando y más que
llevarme a la salida, me estaba envolviendo y sujetando más y más al laberinto.
¿Por qué quiero ser docente? Una pregunta que pedía por
escrito o trataba en el momento para abordar la enseñanza de los contenidos en
una clase, la organización de la secuencia didáctica la convirtió en una
pregunta a tratar en 7 clases (espero llegue ese día para implementarla). No
hay dudas que estaba haciendo mal mi trabajo. No importa para qué contexto
histórico, lo cierto es que estaba enseñando y formando mal. Entendí que no
podía estar en pleno siglo XXI, formando para el siglo XIX. En definitiva esta
fundando pasadizos para seguir en el laberinto.
La reflexión sobre las prácticas de enseñanzas por sí
sola, en solitario cual Quijote, no alcanzaba para ser mi ovillo de lana. Compartir un registro de experiencia
pedagógica con otros colegas en el marco de la Especialización docente en
Educación y TIC, en talleres o seminarios, quizás tampoco alcanza, pero puede
ser el inicio donde se vislumbre, al menos la punta del ovillo. Darme cuenta de
ello significo vencer miedos, resistencias y obstáculos materiales y simbólicos.
¿El ovillo para
quedarse o para salir del laberinto?
Sin duda alguna los recursos de las TIC significarían un aporte
enriquecedor en la propuesta de enseñanza. Pensando en la socialización o
extensión de las diferentes investigaciones que se impulsan desde diferentes
cátedras, materias o disciplinas, se puede pensar en un cuaderno de bitácora
bajo el formato digital. Podemos pensar en un cuaderno de bitácora digital
grupal o colectivo utilizando google drive. Un cuaderno de bitácora digital
ocupa menos lugar físico en una biblioteca. Se puede escribir según tiempo,
espacio y disponibilidad de quien relata. A los efectos de su ponencia, debate
en paneles, foros, ateneos o seminarios sería más dinámico e impactaría no sólo
por su contenido, sino también por las imágenes y la música. Se puede pensar en
la interacción virtual con otros establecimientos educativos, distritales,
provinciales y nacionales.
Esta propuesta presenta una dificultad, la misma no puede ser llevada
adelante por un docente, se requiere el trabajo en equipo, ya que su lectura,
devolución y reescritura demanda tiempo.
Como sea, vuelvo al punto de partida. En un laberinto que no es
cualquier laberinto y no queda en cualquier parte, sino que está más acá de lo
que se cree y no tan lejos de lo que uno supone…
Puede suceder que los
docentes en ocasiones vayamos a ese laberinto con el mapa equivocado y al
darnos cuenta, nuestra reacción primera sea la de volvernos un fundamentalista
del mapa, sin considerar las características propias de cada laberinto.
Puede suceder que en
ocasiones no se tenga un mapa supuestamente crítico, producto del análisis y de
la reflexión que se haga en torno a la realidad en la que uno está inmerso y
atravesado por las variables de los distintos contextos, recurriendo entonces a
las ideas preconcebidas, libres de toda criticidad como mapa para salir del
laberinto.
Puede suceder que en
ocasiones uno no tenga un mapa que indique como salir del laberinto, pero al
enterarse de su existencia, decida no querer tenerlo y quedarse a vivir en él,
por creer que las “bondades” que ofrece dicho laberinto están bien, o porque
crea que y se renuncie a todo, a todos y a uno mismo, y se vuelva un
nostálgico, un resentido, un palo en la rueda para otros que si quieren salir,
que renuncie en definitiva a su propio decir.
Puede suceder que en
ocasiones jamás se llegue a tener conocimiento de que se estuvo en un
laberinto, y si alguna vez lo sospecho o le comentaron sobre él, fue sólo eso,
una sospecha y un comentario, y decida continuar consciente o no con la
reproducciones, complejidades y conflictos que resuenan en el laberinto.
¿Puede suceder que en
ocasiones no se tenga ni la sospecha, ni el comentario, y haya sido simplemente
un guía turístico funcional a los intereses de quienes construyeron el
laberinto?
Puede suceder que más
allá de lo que el laberinto significa, encontrar la punta del ovillo o la
salida, no signifique que uno quiera salir.
Puede suceder que
nuestra Aridna con su ovillo de lana sea la narrativa en la enseñanza y
socializar las experiencias pedagógicas con otros colegas.
Jorge "Pelopín" Bravo
miércoles, 4 de febrero de 2015
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